La Rampa de Sairot

El estruendo se oía aún con los repulsores a toda potencia, mirando hacia el pedal de marchas pudo ver que el refrigerador del estabilizador principal empezaba a soltar humo.

- No, ahora no –

Una voz sonó a través del comunicador en su oreja derecha

- ¿Que pasa?, vas soltando humo – dijo alguien de forma nerviosa.

Sin soltar el acelerador y con la mano izquierda pulsó la pantalla táctil hasta acceder al menú de diagnóstico general. La respuesta no se hizo esperar, la alerta era clara, fallo en el repulsor antigravitatorio.

- ¡Mierda! –

Frunció el ceño mientras observaba como Atro iba ganando espacio entre los dos, alejándose hacia la victoria.

- Logan, ¿me recibes? – sonó de nuevo la voz - ¿Logan?
- Los 23-TH han fallado Naise – dijo –
- ¡Chuba!, hay que abandonar –

La pestaña del rango de altitud empezaba a mostrar un descenso leve. Logan solía correr bajo, normalmente en las carreras de motos swoop de la Rampa se competía a una altitud de 30 metros máximo, a él le gustaba volar rozando los 10. La fricción a esa altitud era mucho más adecuada a la aerodinámica de las motos pero también mucho más peligroso, a esa velocidad cualquier obstáculo no previsto, cualquier escombro, planta o animal por pequeños que fueran podían tener consecuencias fatídicas.

La respuesta no tardó.

- Puedo hacerlo –

Al otro lado del comunicador la voz sonó más nerviosa aún.

- El escáner general muestra que con esos daños el consumo ha aumentado al igual que el recalentamiento. Te quedan menos de 4 minutos de autonomía y vas perdiendo altitud. Es una locura Log –
- Prepara los antiincendios Naise. Corto. –

Volvió a toquetear la pantalla principal esta vez para acceder al sistema de seguridad de la moto. Ubrikkian Industrias había fabricado un modelo de skybird hace un siglo, tenía incorporado un sistema de escudos deflectores ligeros como seguridad adicional ya que su diseño estaba basado en antiguos aceleradores. Era capaz de alcanzar velocidades de 700 km/h pero su nivel de maniobrabilidad era complicado. Al poco de salir al mercado se consideraron sumamente peligrosos y dejaron de fabricarse. Algunos pilotos experimentados habían rescatado este modelo para competición hace mucho pero en la actualidad nadie los usaba ya. Bueno, casi nadie.
Dos pitidos indicaron que la energía de los escudos estaba siendo redirigida a los motores.
Tras unos segundos la derivación estaba completa. Giró el acelerador hasta el máximo y dos pequeños destellos de luz azul salieron de los motores catapultando al vehiculo de nuevo hacia delante.

El griterío en la Rampa aumentó y el público se pegaba a sus holopantallas personales como si les fuese la vida en ello.

Atro se veía ya ganador, con una sonrisa observaba el indicador de distancia en la pantalla: 1´5 Km para la meta. Ganar esta carrera supondría para el zabrak su ingreso en el equipo oficial, la gloria, la fama y los créditos. Un sonido de alerta lo sacó de su ensoñación y en la pantalla la ventana del holoespejo trasero mostraba una swoop volando a  5 metros del suelo acercándose a toda velocidad.

- ¡Ese humano esta loco! – exclamó –

Empezó a acelerar hasta el límite mientras un frío sudor empapaba su frente. Ese humano, Logan, conocía su fama, era su primera carrera oficial pero en los círculos se comentaba que fuera de la Rampa, en las otras carreras, nadie le había ganado jamás.

Logan se concentró, solo tenía una oportunidad y era volando a ras de suelo. Nunca había bajado de los 10 metros pero sabía que podía conseguirlo. Cerró los ojos unos segundos y abrió su mente, al abrirlos de nuevo solo había un vórtice que separaba su ruta de todo lo demás. Las maniobras de esquiva eran rápidas y precisas. El último tramo antes del kilómetro de pista llana final era una marisma de árboles ajisa, varias formaciones de ellos se distribuían en zigzag haciendo sumamente complicado el paso a la vez que peligroso. La velocidad correcta de entrada no debía superar los 450 km/h, su indicador marcaba 650. Su instinto lo ayudaba a pilotar, siempre lo había hecho y nunca le había fallado, podía prever los obstáculos mucho antes de tenerlos ante él, podía realizar maniobras imposibles para otros valiéndose de su habilidad, valiendose de la Fuerza. Siempre había sido así, incluso en su breve período en la academia estelar.

En cuestión de segundos estaba debajo de Atro. El zabrak lo miró con un rostro que reflejaba incredulidad. La moto temblaba y los sistemas de alerta en pantalla se dispararon, varios chorros de vapor surgieron del motor mientras la pestaña de velocidad marcaba en rojo: 743 km/h. Logan salió del vórtice que le guiaba e intento estabilizar el vehiculo. A pocos metros de la meta, la skybird perdió toda su potencia y se fue frenando paulatinamente.
Cuando Atro entro en la meta como ganador de la carrera, cuando subió al podio de vencedor y el segundo puesto quedó vacío no fue la gloria, la fama y los créditos en lo que pensó sino en la forma de pilotar del humano y solo hizo un breve gesto de saludo antes de desaparecer a los vestuarios.